- ¿No crees que la tendencia de los últimos años de presentar la "novela gráfica" como la versión "presentable", "intelectual" o "madura" del tebeo , con lujosas ediciones y Premios nacionales, vacía de contenido e "institucionaliza" y "mercantiliza" uno de los pocos mundos artísticos libres, humanso y "rebeldse" que quedaban?
No lo creo. Mientras sea un medio ligero, de fácil acceso, de producción relativamente barata, será un medio abierto a acercamientos frescos, espontáneos, provocadores... Es importante que exista una buena consideración, en cierta medida una "sacralización" similar a la que se practica en otras formas expresivas. Eso favorece la llegada de nuevos lectores, la valoración respetuosa y el asentamiento de la industria. Nada de eso impedirá que cualquiera con algo de ingenio y ganas publique lo más subversivo que se le ocurra. Además, ¿quién dice que lo serio y bien considerado deja de ser "rebelde"? Lee a Baudelaire o el mismo Quijote. Los premios Nacionales no acabarán con los fanzines.
- Ante la práctica inexistencia de revistas de cómic donde los autores puedan publicar de forma remunerada ¿La novela gráfica es la única salida que le queda a un dibujante para ganar algo de dinero en este país?
Pues así es. Un autor novel tiene que ir hoy a una editorial con un proyecto que supere las 80 páginas porque no hay otro formato de publicación. Y es difícil que un primer trabajo tenga la consistencia para afrontar esa extensión y su correpondiente densidad. Es uno de los principales problemas para que el cómic se asiente como industria en España. Falta el soporte en el que los autores emergentes se consoliden. Ahora lo hacen a base de esfuerzo personal y de jugársela en una apuesta trabajosa y sin garantías de publicación.
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